Cada 24 de Octubre se conmemora el Día Internacional contra el Cambio Climático para visibilizar y reflexionar sobre una de las crisis más relevantes que enfrentan las sociedades modernas en la actualidad.
El cambio climático antropógenico refiere al aumento de la temperatura media global por efecto de las actividades humanas, principalmente por el uso de combustibles fósiles que sustentan la forma de vida de las grandes metrópolis del mundo. La quema de combustibles fósiles base de las matrices energéticas, lanza a la atmósfera grandes cantidades de gases de efecto invernadero (GEI) y trae aparejado el aumento de la temperatura global.
Dentro de la comunidad científica internacional hay un consenso generalizado del origen humano del cambio climático, este fenómeno es real, existe y ya estamos experimentando sus impactos en los territorios. Sin embargo, a pesar de la gran robustez y relevancia del conocimiento científico que se genera sobre el tema, esto no se ha traducido directamente en el diseño de políticas públicas efectivas ni en la acción climática urgente que necesitamos para implementar las medidas de mitigación y adaptación necesarias y así afrontar la policrisis que atravesamos. No hay duda de que el abordaje del cambio climático requiere de más y mejor ciencia que informe y asista la toma de decisiones de sectores políticos y sociales. Sin embargo, la complejidad intrínseca y la multiplicidad de factores puestos en juego exige mejorar la divulgación, la creacion de espacios de participación ampliada que permitan crear nuevos contratos sociales entre actores con diferentes perspectivas, intereses y formas de entender y habitar el mundo.
Impulsar cambios políticos y sociales profundos requiere la reconexión de la ciencia con la comunidad política y los actores sociales en los territorios. En este sentido, las ciencias sociales y las humanidades realizan grandes aportes trabajando desde la investigación, la docencia y la extensión con las poblaciones más afectadas por los impactos de los cambios climáticos y territoriales y poniendo en diálogo este conocimiento para diseñar políticas públicas basadas en las necesidades locales.
La crisis climática es un problema científico, pero tiene su base fundamental en cuestiones éticas, políticas y sociales, ya que las transformaciones que se requieren para abordarlo implican un Estado presente, que aborde las injusticias sociales, la equidad social y los derechos humanos. El cambio climático con todas sus aristas no puede ser abordado desde la lógica del mercado que perpetua las desigualdades sociales y la inequidad, por este motivo interpelamos los discursos negacionistas que pretenden mantener los privilegios preexistentes y el status quo capitalista.
Desde la Subsecretaría de Políticas Ambientales compartimos el MANIFIESTO AMBIENTAL FILO realizado en el marco del Foro Filo Ambiente en septiembre de este año.